Recuerdos tan intensos como el aroma de la guayaba y sólidos como la historia que permanece en mi memoria vinieron a  susurrarme sus alegrías y penas guardadas, a acercarme mi memoria, voces distantes que hoy forman parte de mi persona.

El cuaderno de Angélica con su personalidad impresa. Una Angélica minuciosa donde describe cada regalo recibido en su casamiento, sus recetas ocultas de belleza, sus secretos hogareños.

Me encontré con las imágenes religiosas que me protegieron en las noches de mi infancia.

Hallé las fotos donde rescaté las sonrisas olvidadas y momentos fugaces de mis tíos María de las Merces, María Celia, Alberto y José.

La casa de Areguá, junto al lago de Ipacaraí, testigo de los encuentros familiares del verano.

Angélica en su niñez y adolescencia. Su certificado escolar de La Santa Unión de los Sagrados Corazones (Rep.Argentina).